ESTE TRABAJO HA SIDO PUBLICADO EN LA OPINIÓN DE ZAMORA EL 26 DE OCTUBRE DE 2016
Los municipios de muchas regiones de nuestro país, promocionan sus valores culturales a través de conocidas o inventadas rutas del saber. Caminos, sendas ignoradas por las que incitan al viajero a adentrarse, a descubrir secretos de casas antañonas, castillos, iglesias en ruinas, paisajes inéditos y todo un vademécum de maravillas desconocidas, de anécdotas, de hazañas de personajes ilustres y no tanto, testimonios ocultos hasta ahora en los sótanos de una historia que abre las puertas enmohecidas del pasado a unos nuevos tiempos.
Este
preámbulo me sirve de excusa, pero también es una oportunidad para dar a
conocer una realidad poco conocida, pero muy significativa relacionada con los
palomares zamoranos de Tierra de Campos.
La
densidad de palomares en el término de Villarrín- pueblo que he elegido para
este estudio- es asombrosa. Leía en un catálogo editado en Palencia el año
2006, que el municipio de Castromocho de esta provincia “contaba con 19 palomares, es el tercer pueblo
del mundo con mayor número de palomares; los mismos que tiene Boadilla del
Camino, les preceden Torremormojón con 23 y Támara con 21”
No
sé qué fuentes habían consultado los redactores de este folleto, Villarrín les
aventaja en número. En el año de 1950, el maestro campanero Joaquín Alonso,
llegó a contabilizar desde la torre de la iglesia de este municipio 90
palomares; en el año de 1999 se redujo la cifra a 69, en el 2012 decayó hasta 50 y en la actualidad
no hay más de 40.
Subrayo
el esfuerzo realizado a través de dos iniciativas efectuadas en este pueblo que
propician un conocimiento más cercano de los palomares.
En una exposición fotográfica hecha en
Villarrín (29-30 de 2012) bajo el título “Palomares” con obras de los
profesores Jesús Molina y Carlos Guzmán, en el catálogo de divulgación ,en un
poema anónimo leemos, refiriéndose a los palomares: “Nadie te quiere aguantar/
y en ese tu resistir/agotas tu corta vida/ soportando día a día/ esa triste
agonía.
Desde
el año 2013 hasta el actual. Se celebra en Villarrín, a finales del mes de
setiembre una carrera popular conocida con el nombre de “Entre Palomares”. Título descriptivo de una
prueba de maratón de unos 10 kilómetros
cuyo circuito se desarrolla entre Villarrín y Otero de Sariegos, a través de
caminos rurales salpicados de palomares.
Estas
muestras se inscriben con el
calificativo de esfuerzos testimoniales, loables, pero insuficientes para
alcanzar la denominación de ruta turística.
Las
administraciones (local, regional, autonómica), deberían plantearse de forma
colegiada la creación de unas infraestructuras básicas en cuanto al
acondicionamiento de accesos a los palomares,
rehabilitación, divulgación de su arquitectura, de su historia, etc.
El
campo de actuación es muy versátil: visitas del público, trabajo de campo de
expertos, actividades pedagógicas con escolares, etc.
Una
amiga investigadora me comenta que en Asturias han rehabilitado todos los
hórreos, facilitando y propiciando visitas turísticas, con resultados
económicos satisfactorios. ¿Se podría hacer un estudio en este sentido con los
palomares de esta provincia?
En
la revista cultural nº 3 de “Carpe
Diem”, de setiembre 2008, refiriéndome a los palomares finalizaba con estas
palabras: …”no se sabe hasta cuándo, el tiempo que todo lo puede decidirá
anegar de tierra y escombros las viejas moradas de las blancas palomas y
reducir a un olvido siniestro estos caseríos sin llave, sombra fresca de
rebaños y pastores, referencia de aves sin rumbo, asombro del viajero
incansable”.
No
desearía que esto se cumpliera.
F. Trancón
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