lunes, 8 de septiembre de 2014

NOVENA A NUESTRA SEÑORA DEL TRÁNSITO (Zamora)





 Novena a Nuestra Señora del Tránsito

Si la novena se hace después de la Misa o del rezo del Rosario, por haber empezado con el acto peni­tencial o acto de contrición, no se recita el que a conti­nuación se indica.
Cuando se hace sólo la novena se comienza haciendo la señal de la cruz y se dirá todos los días la siguiente oración, en que se incluye el acto de contrición.
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verda­dero, yo creo todos y cada uno de los misterios que a tu Iglesia has revelado; temo, Señor, perderte como consecuencia de mis infidelidades, pero espero de tu infinita misericordia recibiré tu per­dón. De todo corazón me pesa haberte ofendido; aborrezco con toda mi alma mis pecados, propon­go firmemente la enmienda ayudado de tu gracia. Yo te amo, Bondad suma; dame para amarte una caridad perfecta. Te ofrezco, Señor, cuanto bueno puedo; y para que te sea grato este novenario, ayú­deme tu piedad inmensa, y sea en obsequio de tu buena Madre. Amén.

Día primero

Nuestra devoción a María

"Desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso". La devoción a María debe ser, ante todo, una devoción cristológica, es decir, proyectada a Jesús. No podemos honrar a María olvidando a Jesucris­to, su hijo, el único Señor y Mediador entre Dios y los hombres. Seremos devotos de la Virgen en la medida que crezca nuestra fe en el Señor y nos sometamos a una constante conversión evangélica. Debemos vivir lo que creemos y aunque muchas veces no haya total coherencia entre fe y vida, a lo menos debemos intentar, sinceramente, vivir según el evangelio, orientados por el magisterio de la Iglesia.
La Santísima Virgen en su advocación del Tránsito nos invita, con su testimonio e interce­sión, a llevar nuestra vida según la voluntad del Señor.

Oración para este día

Dios todopoderoso y eterno que has elevado en cuerpo y alma a los cielos a la Virgen María, madre de tu Hijo, concede a los que vamos a hacer este novenario, que guiados por el ejemplo de Santa María y ayudados por su protección vivamos de tal manera que lleguemos a participar, como ella, de la gloria del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor.
Se pide la gracia que se desea o se expresa la acción de gracias en esta novena por intercesión de Santa María.

Oración para todos los días

Señora y Madre nuestra, en cuya imagen her­mosa contemplo algo de lo mucho que en ti admi­ran los ángeles y demás habitantes del cielo, sien­do la hermosura de tu alma y la pureza de tu cuer­po, milagros grandes que obró para honor suyo y tuyo la diestra del Altísimo. Concédeme Señora, que anhelando ver la infinita perfección de nuestro Dios, que llena de gozo a todos los que ya están en el cielo, aparte mi corazón de todo lo que me separe del camino de tu Hijo. Pues desde ahora pongo mi atención en solo lo que es eterno; y para que lo consiga asísteme por tu dichoso tránsito, pues con tan poderosa abogada espero lograr la perpetua y verdadera felicidad en la gloria. Amén.

Se concluirá todos los días con la Salve.

Día segundo

María, criatura de Dios

"Hubo una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Y como faltara vino le dice a Jesús su madre: "No tienen vino..., a los sirvientes, haced lo que él os diga".
Para una justa comprensión del ser y obrar de la Virgen María es fundamental comprender que Ella fue y se sintió criatura de Dios, grande y pri­vilegiada, pero criatura. Dios la colmó de gracias extraordinarias, pero entre Dios y Ella habrá siem­pre una distancia infinita.
Cuando invocamos a María, debemos saber que invocamos a una criatura, que por ser madre de Jesucristo, tiene ante Dios un gran poder de intercesión. Todas las gracias que recibimos, las recibimos de Dios: la Virgen es el canal de los dones o favores recibidos de Dios. En su tarea nos muestra su dependencia de Dios.

Oración para este día

Oh Dios, que por la bienaventurada Virgen María manifestaste tu Hijo al mundo como luz de las naciones. Haz que como ella, crezca en nos­otros la convicción y el sentimiento de nuestra dependencia de ti. Por Jesucristo nuestro Señor.
Se hace la súplica particular, se dice la oración final de todos los días y se reza la Salve.

Día tercero

María la mujer nueva

"Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza".

En María se realiza plenamente el proyecto que Dios tuvo al crearnos; proyecto que en nos­otros se desfiguró a causa del pecado.
María es la mujer nueva, el principio de una nueva creación, según el designio de Dios en Jesucris­to. Frente a Eva, mujer pecadora que pretendió ser como Dios al comer del fruto prohibido, como nos dice el Génesis, María es la "esclava del Señor" que ini­cia una nueva forma de vivir basada en el amor y la fidelidad a Dios.

Oración para este día

Oh Dios, que has elegido a la Virgen María de entre los pobres y los humildes y la has hecho Madre del Salvador, concédenos que siguiendo sus ejemplos disfrutemos de la nueva vida que por la redención nos dio su Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Día cuarto

María, Madre y figura de la Iglesia "Todos perseveraban unánimes en la oración con algunas mujeres, con María la madre de Jesús

Las prerrogativas de la Virgen no tienen un simple valor personal, sino que Dios ha querido que tengan una relación esencial con la Iglesia. Ella es virgen y madre, así la Iglesia es virgen des­posada con Cristo y es madre porque engendra en el bautismo a los nuevos hijos de Dios por virtud del Espíritu Santo.
El ser y actuar de María son modelo para la Iglesia, que debe imitarla.
       
Oración para este día

Oh Dios, por tu poder y tu bondad, la Virgen María, fruto excelso de la Redención, brilla como imagen purísima de la Iglesia, concede a tu pueblo peregrino en la tierra, que fijando los ojos en Ella, sigamos fielmente a Cristo, hasta que lleguemos a la plenitud de gloria que ya contempla Santa María. Por Jesucristo nuestro Señor.

Día quinto

Santa María, Reina de la misericordia "En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel".
Con este título celebramos la bondad, la generosidad y la dignidad de la Virgen María, que elevada al cielo, ruega incesantemente a su Hijo por la salvación del pueblo de Dios que acude a ella confiadamente en sus tribulaciones y peligros. Es por tanto Reina clemente que habiendo experi­mentado la misericordia de Dios de un modo único y privilegiado acoge a todos los que en ella se refugian.

Oración para este día

Oh Dios, cuya misericordia no tiene lí­mites, concédenos por intercesión de Santa María, Reina de la misericordia, conocer tu bondad en la tierra para alcanzar tu gloria en el cielo. Por Jesu­cristo nuestro Señor.

Día sexto

La Virgen María, causa de nuestra alegría El Ángel Gabriel entró donde estaba María y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo".

Cristo Jesús vino al mundo para traer a los hombres la paz y la alegría, al nacer llenó de alegría a los pastores, al resucitar, a los apóstoles; sentado a la derecha del Padre vio sobre la Iglesia naciente el Espíritu de bondad y alegría.
La Iglesia ha comprendido que María, por su cooperación en la vida de Cristo, es causa, origen y fuente de gran alegría; de ahí que comienza a venerarla con el título de "causa de nuestra ale­gría".

Oración para este día

Oh Dios, que por la encarnación de tu Hijo has llenado el mundo de gozo, concédenos, a los que veneramos a su Madre como causa de nuestra alegría, permanecer siempre en el camino de tus mandamientos, para que nuestros corazones estén firmes en el júbilo verdadero. Por Jesucristo nues­tro Señor.

Día séptimo

La Virgen María, salud de los enfermos "junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la mujer de Cleofás, y María Magdalena”. La salvación que Dios nos da abarca al hom­bre entero: su cuerpo, su alma, su espíritu.
El Padre envió a Jesucristo como Salvador del hombre, médico de los cuerpos y de las almas —curaba enfermedades, perdonaba pecados— la muerte es el último enemigo en aniquilar.
La madre de Cristo, María, siguiendo el modo de actuar de Jesús, socorre con amor a sus hijos cuando se hallan en dificultades. Entre los títulos que los fieles, aquejados por la enfermedad, dan a Santa María está el de: "salud de los enfer­mos".

Oración para este día

Te pedimos, Señor, que nosotros tus siervos gocemos siempre de salud de alma y cuerpo, y por intercesión de Santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las ale­grías eternas. Por Jesucristo nuestro Señor.

Día octavo

La Virgen María, Reina de la Paz "¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra para los hombres que gozan de su amor!"  Los pastores fueron corriendo y encontraron a María, a José y al niño acostado en el pesebre
Por la íntima y estrecha relación con su Hijo, "Príncipe de la Paz", María es venerada como Reina de la Paz, con su vida coopera en la reconci­liación o paz entre Dios y los hombres, aceptando concebir en su seno al Príncipe de la paz, manteniéndose en pie junto a la cruz de su Hijo donde pacificó al universo con su sangre.
Ora con los apóstoles, esperando la llegada del Espíritu de la paz, de la unidad y del gozo.

Oración para este día

Oh Dios, que por medio de tu Hijo Unigéni­to otorgas la paz a los hombres; por intercesión de la Virgen María concede a nuestro tiempo la tran­quilidad deseada, para que formemos una sola familia en la paz y permanezcamos unidos en el amor fraterno. Por Jesucristo nuestro Señor.

Día último

María: Puerta del cielo "Ya entra la princesa bellísima, vestida de perlas y brocado; la llevan ante el rey con séquito de vírgenes, siguen sus compañeras: las traen entre alegría y algazara, van entrando en el palacio real".

Dios Padre ha hecho en su bondad, a Cristo puerta de salvación y de vida. El mismo Jesús nos lo dice: él es la puerta del redil; por él se nos abren las puertas de la Jerusalén celeste. Esta misma ima­gen la refieren los santos padres de la Iglesia a María para ilustrar su función de madre; por ella apareció en el mundo Jesucristo nuestro salvador. Por la intercesión de la Virgen descenderán sobre nosotros los dones de su gracia y se nos abrirán las puertas del cielo.

Oración para este día

Oh Dios, que en tu bondad has hecho a tu Hijo puerta de salvación y de vida, concédenos por la acción previsora de la Virgen María, permanecer fieles en el amor de Cristo y que se nos abran las puertas de la Jerusalén celeste. Por Jesucristo nuestro Señor.







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