La escultura etnográfica, introduce en el arte un campo nuevo; muestra todos sus aspectos en todos sus ambientes (rural, urbano, futurista…), basando su creación en las relaciones entre grupos humanos, en la descripción de una cultura determinada actual o pasada.
Mariano
Fernández (88 años, Torres del Carrizal, Zamora) se inscribe con su obra en
este campo, traduciendo objetivamente las formas cotidianas a un lenguaje
familiar, a la recreación de lo cotidiano y doméstico, con un objetivo complementario: rescatar la memoria agrícola de nuestros campesinos, dotar de volumen
y color un catálogo de formas de vida que ya han desaparecido, pero gracias a
este hombre especial no han prescrito.
Mariano
resume su vida en pinceladas escuetas, pero descriptivas. Su padre murió en la
contienda civil. Muy joven trabaja para el hogar dedicándose al pastoreo. Sin
embargo, el germen de la creatividad, ese duende misterioso, invisible que se
adentra en las profundidades de los elegidos, le empuja a desarrollar su imaginación, creando objetos cotidianos, domésticos, escenas de los pastores, a
traducir las faenas agrícolas, en definitiva a testimoniar la vida rural de una época, entonces fue la suya y ahora lo expone para que sea patrimonio de todos.
El
barro y la madera, elementos básicos de la naturaleza se convierten en sus
manos en temas reales, en piezas hermosas que van llenando de esplendor lo que
antes eran materiales humildes.
La
obra de Mariano es muy amplia, como su dilatada vida. Una clasificación
general, no exclusiva, podría ser la siguiente:
Obra expuesta en el exterior
La
componen figuras de gran tamaño, expuestas en espacios abiertos. Integran esta
faceta, carros, yunta de bueyes, campesino arando, jinetes cabalgando, animales
diversos (vacas, toros, ovejas, delfín, etc.), grabados en relieve, etc.
Obra expuesta en el interior
Referidas
a objetos de pequeño tamaño, expuestas en estanterías y expositores del museo
de Torres.
El
contenido temático es muy variado. Se pueden observar diversos planos de las
labores agrícolas; arar, sembrar, trillar, aventar, podar, binar... Todas
estas secuencias naturales de los trabajos en un ambiente rural. A veces, nos
sorprende con la puesta en escena de mujeres dentro de la cocina, lavando,
elaborando queso, etc.
El
estilo de Mariano-como el de todos los autores- es propio, diferente. Ya dije
que es un traductor de lo cotidiano. En el desarrollo de su obra, se
observa ausencia de complejidad en cuanto a la concepción de la forma. Anatomía ajustada por planos curvos, aristas redondeadas. Interpreta la figura humana siguiendo
las pautas de un mundo de ensoñación que a veces lo vemos reflejado en la representación de figuras navideñas de los belenes.
Es
un trabajo especial, mediatizado por experiencias externas que enriquecen su
estilo sin deformarlo.
Mariano
consigue escribir con barro y madera un libro esencial para comprender el
pasado de nuestros pueblos, utilizando el arte para transmitir los derechos más
elementales en el relato de ese conocimiento.
Apreciamos
en el escultor de Torres del Carrizal un trabajo especial, que no deja
indiferente a nadie y que encierra ese “algo” peculiar que sentimos cuando nos
asomamos a su obra.
(Francisco Trancón)
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Realiza: Francisco Trancón
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