Otero de Sariegos revive por un día
14 años después
de que la aldea quedara oficialmente despoblada, sus calles se volvieron a
llenar con motivo de la celebración de la romería de san Marcos
LA OPINIÓN-EL CORREO, 26/04/2018
Alejandro Bermúdez. Otero de Sariegos volvía a convertirse en un pueblo de calles bulliciosas
y alegres, aunque solo fuera por unas pocas horas, las que duró la celebración
de la romería de San Marcos en la mañana de ayer, una tradición que este pueblo
no ha dejado perder ni siquiera cuando se quedó vacío, hace ya 14 años.
A media mañana, la iglesia de San Martín de Tours volvía a abrir sus
puertas a muchos de los hijos de la localidad, gente que ha sido bautizada en
ese mismo altar y que ha pasado su infancia -o más tiempo- en las calles
aldeañas disfrutando de las privilegiadas vistas de las salinas y la campiña
terracampina; la más joven de todos, Inmaculada Panizo, ya tiene 52 años, ella
fue la última persona que nació en Otero de Sariegos. Pero esta fiesta también
se comparte con otros vecinos de Villafáfila y de Villarrín que se acercan para
participar en la fiesta. En total, unas 60 personas llenaron el templo durante
la misa oficiada por el párroco de Villarrín, Santiago Martín. Las salvas que
celebraban la inminente salida de la Virgen del Carmen y de la Virgen del
Rosario marcaban el final de la ceremonia y el inicio de la procesión
encabezada por el pendón que levantó Manuel Montero Gómez. Las imágenes
marianas también caminaron sobre los hombros de cuatro mujeres y de cuatro
hombres oriundos del pueblo abandonado.
Las vírgenes y su comitiva de fieles descendieron sumergidos en el espeso
silencio del paraje despoblado, entre los escombros que todavía perfilan el
espacio que antaño ocupaban casas, corrales y palomares, hasta llegar a los
pies del otero que daba nombre al pueblo. Allí, entre el pilón y la Laguna
Grande, se cumplió un año más la tradición de bendecir los campos que de hecho
todavía labran algunos de los hijos de Sariegos que residen en las localidades
cercanas.
En la subida de regreso a la iglesia, el pendón descendió para saludar con
las pertinentes venias a la Virgen del Carmen y a "La Panadera", que
se detuvieron ante la iglesia para escuchar la salve de sus devotos antes de
volver a entrar para esperar, en soledad, hasta san Martín.
Finalizados los actos religiosos, todos los presentes disfrutaron de una
generosa comida ofrecida por el Ayuntamiento de Villafáfila, cuyo alcalde, José
Ángel Ruiz, participó en toda la romería. Los de Otero, Villafáfila y Villarrín
dieron buena cuenta, en hermandad, de las empanadas, embutidos y tortillas. La
fiesta culminó con una desgraciada anécdota que, por pequeña, no deja de formar
parte de la historia de Otero de Sariegos, y es que el palo del pendón
parroquial se partió en dos cuando un mozo trató de levantarlo desde la base.
Fotografías: José Luis Fernández
La iglesia de San Martín de Tours, llena durante la celebración de la misa
Inmaculada la última persona nacida en Otero
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