Texto publicado en LA OPINIÓN- EL CORREO DE ZAMORA (Dominical de 22/09/2019)
Francisco Trancón Pérez
Sobre las Misiones Pedagógicas en España se ha
divulgado su labor de forma inicial a partir de la primera Memoria del
Patronato (1931-1933) y posteriormente varios autores se han dedicado a escribir
sobre este tema.
El objeto de este trabajo es acercarse al contenido
de la Memoria de la Misión Pedagógico-Social que fue redactada por
Alejandro Rodríguez Álvarez, (Casona)
(1903-1965) con el título de” Misión Pedagógico-Social en Sanabria” (Zamora)
publicada en 1935, por el Patronato de Misiones, cuyo contenido había sido difundido
con anterioridad en la revista “Escuelas de España, nº 12. Madrid-Diciembre de
1934 (la primera parte) y en el número 13. Madrid-Enero de 1935, se completó
con la segunda parte.
Ambos artículos aparecen firmados por Alejandro
Rodríguez “Casona”, con el título de “Ensayo de Misión Pedagógico-Social en San
Martín de Castañeda”
El contacto con Zamora por parte de Casona se
sitúa en el año de 1920, al presentarse
a un concurso floral convocado en esta ciudad con un romance histórico titulado la “Empresa del
Ave María”, siendo premiada dicha obra.
Cronológicamente
es la primera publicación de Alejandro Rodríguez Álvarez de la que se tiene
noticia aparecida en la revista Polytechnicum,
de Murcia, que dirigía su fundador José Pérez Mateos.
Alejandro Casona dirigió esta Misión en calidad de Inspector de Primera Enseñanza
de Madrid, con la colaboración de los
estudiantes D. Carlos Rivera
(Agricultura), D. Germán Somolinos (Medicina) y D. Luis Santabárbara (Arquitectura); y los mecánicos D. Antonio de la Paz y D. Miguel González. Se realizó del 5 al 15 de octubre de 1934 y comprendió los pueblos de San Martín de Castañeda,
Ribadelago, Galende y Vigo.
Se justifica- en la Memoria- que
la creación de la Misión en San Martín
de Castañeda se efectúa por ser “una de las varias zonas desventuradas de
España, donde la penuria material y la miseria espiritual denuncian un grado de
vida primitiva y lamentable. Ante la urgencia del caso el Patronato decidió
acudir allí, no sólo con el bien, de la
palabra, el libro y la fiesta recreadora, sino además con el beneficio de la alimentación necesaria a los niños, la orientación higiénica, el consejo
práctico y la instalación adecuada
de la Escuela primaria.”
Existen
ciertos motivos que me unen a la Misión
en Sanabria.
Alejandro Casona ejerció la misma profesión que la mía:
inspector de educación; pero este vínculo no es determinante, obviando su
faceta como escritor en el ámbito literario.
Mi abuelo impartió la docencia en Ribadelago (1917-1920), siendo su primer destino como maestro
definitivo, había ejercido anteriormente como propietario provisional en
diversos pueblos asturianos.
Le unía una buena amistad con Gabino Rodríguez (padre de
Casona), director de la escuela graduada del Fontán (Oviedo), que participaría
en las Misiones de Besullo (Asturias), pueblo natal de Casona. Ambos docentes ejercieron
en esta comunidad autónoma y coincidieron en jornadas de formación pedagógica
durante algunos veranos en Gijón.
Aunque no conoció personalmente a su hijo
Alejandro, sí sabía de él por Gabino y por el seguimiento que hizo sobre el
desarrollo de las Misiones de Casona en Sanabria.
A este recuerdo transmitido por mis antepasados,
añado una anécdota curiosa
Cultivaba mi abuela una pequeña huerta (próxima a
la escuela de Ribadelago) y lo que le sobraba del consumo familiar
(especialmente patatas) las vendía. Las mujeres cuando le compraban este
producto hacían siempre el mismo comentario: -“ non vellu lo que hace, pero me
parece que está escasu”.
Ella contestaba -“¿cómo si no ves, sabes que está
escaso?”
A pesar de ser clasificada la plaza de la escuela
de Ribadelago como mixta (niñas y niños juntos), fue regentada por maestros
(normalmente eran maestras las preferidas).
En
la Memoria se cita la colaboración del docente de Ribadelago (José Enríquez de
La Rúa). Con relación a la presencia activa del mismo en la Misión, según
investigación que he llevado a cabo,
toma posesión de su plaza el 28/7/1933, y en cuanto al cese aparece
referenciado el 10/10/1934, por traslado a otra escuela.
No
parece congruente que el maestro fuera nombrado miembro de la delegación del Patronato de Misiones en
San Martín, encargada de proseguir la labor de los servicios implantados
(comedor, biblioteca, escuelas, ropero, etc.), considerando que su plaza no
estaba ya en Ribadelago. A pesar de lo anteriormente indicado, entendemos que
dichas funciones fueron asumidas por el nuevo maestro (Ángel Montero Lucas) que
se posesionó de su nuevo destino el 13/11/1934.
Breves apuntes históricos
sobre Misiones Pedagógicas
Siendo
presidente provisional de la República Niceto Alcalá-Zamora y Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes Marcelino
Domingo se crea, por Decreto de
29 de mayo de 1931 (Gaceta del 30), el Patronato de Misiones Pedagógicas con el fin de "difundir la cultura general, la moderna orientación docente y la educación
ciudadana en aldeas, villas y lugares, con
especial atención a los intereses espirituales de la población"
Fue nombrado presidente del Patronato de Misiones
Pedagógicas, Manuel Bartolomé Cossío.
La obra de las Misiones es
llevada a cabo por
inspectores de educación, maestros, médicos, estudiantes, conductores de
camiones, mecánicos, etc. que participan de forma altruista y voluntaria con la
obra “estos colaboradores, algo apostólicos y un poco evangelistas para
desarrollar la labor bastan dos
cosas: la
primera sentirse atraído por las orientaciones en que la Misión se inspira, germen de la probable devoción y hasta
del entusiasmo venideros; la segunda, tener
algo para su ofertorio y aspiración a conquistar la suficiente gracia para llegar con ella al ánimo de las
gentes humildes"
El material de trabajo del equipo misionero se compone: de
un proyector cinematográfico,
con películas educativas y de recreo; bibliotecas para las
escuelas de las comarcas visitadas; y gramófonos, con una selección de discos, que después de la actuación, se dejan al
maestro para que continúe con la obra
iniciada.
Los objetivos de las Misiones- no carentes de
idealismo y cierto romanticismo- son directos, operativos y en su mayor parte
realizables. Señalan que hay que ir a los pueblos con elementos de acción
social inmediata y eficaz; llevar abonos y semillas; enseñar mejoras de los
cultivos tradicionales; dotar a las escuelas de material útil, fundar
comedores, roperos y de elementos acertados y precisos para su mejora, pero no en calidad de regalo, de limosna, ni
realizando ejercicios de adoctrinamiento.
Descripciones y relatos de la Memoria de la Misión
en Sanabria.
Hago referencia a algunos
aspectos narrados por Casona en la Memoria, donde se aprecia el estilo peculiar
del autor que se observa en su creación literaria: texto bien escrito y
construido, recreación dramática; descripciones llenas de sentimiento y poesía,
con concesión a la fantasía.
De D.
Pedro, cura de San Martín de Castañeda dice que es " un clérigo rural de breviario y escopeta,
discreto en campechanía y devoción caliente”. Le describe como un sacerdote y campesino de “manos humildes hechas a la rienda, al azadón
y al óleo”. Esta admirable simbiosis la
amplía al ajuar de su hogar, “vive en una pobre casa de adobe enjalbegado, con
un claro corredor abierto sobre los linares que rodean el magnífico ábside de
San Martín. En un rincón, la escopeta de dos fuegos; balandrán y bonete en un
claro, en el testero principal, una litografía, la Purísima de Murillo; una
cruz negra incrustada en nácar en la ventana y sobre la camilla con faldas de
bayeta verde, el botellín de pólvora y el devocionario..."
El dramatismo de sus
palabras alcanza resonancias conmovedoras en esta descripción
“Un acontecimiento que impresionó a los
integrantes de la Misión Pedagógica fue
la presencia de un entierro en San Martín de Castañeda "... va el cadáver
en unas parihuelas, sin ataúd, envuelto
en una sábana blanca, rodeada de gritos y plantos galaicos. Los niños
pululan curiosos entre las cruces caídas y una niña repite el planto dramático
de las mujeres: ! prenda, prenda... perdónanos, rosa dulce ! Los ojos de los niños presencian cómo al
darle tierra, se quita al cadáver la sábana que servirá para otra vez"
Describe a San Martín de
Castañeda forma abreviada con palabras
expresivas y pinceladas llenas de
plasticidad “situado al mediodía, apretados establos y viviendas, con una vega
rica de linos delante, nogales y castaños.”
Recuerda con desilusión el
monasterio en ruinas” dovelas, sillares trabajados, rosetones y dinteles
aparecen diseminados en la mampostería de las tapias algunas casas y en las
tapias de los huertos”
Define el lago como un
enclave “maravilloso, tan quieto y tan rígido, copiando la calma desolada del pueblo y el paisaje”
De su visita a El Puente -se celebra un mercado los lunes- lo
ve como un poblado de vida ocasional, recinto de un inmenso ferial al que acuden
los pueblos sanabreses de Vigo, Galende, San Martín, Ribadelago, Illanes,
Pedrazales, etc.
Tiene El Puente durante
unas horas, escribe “el abigarramiento de feria; tenderetes de lona, gritos y
trapacerías del trato rural, gritería de mantas zamoranas, tintineo de monedas
y cristales, y el gran coro redondo de mugidos
y cencerros del toral”. Considera este evento comarcal, como una ocasión para
el trato, divulgación de noticias, renovación de alianzas, hallazgo de nuevas
amistades.
Casona considera
a Ribadelago como “una aldea dramática
en la orilla misma del Tera”. Estas palabras desafortunadamente se convierten
en una triste premonición de la catástrofe de la rotura de la presa, causando
el 9 de enero de 1959, 144 víctimas.
No podía sustraerse a las
leyendas sobre el lago, todos tiene la suya referidas a monstruos, ciudades
sumergidas, encantamientos, etc.
Relata que sobre el de
Sanabria que la ficción adornada con ciertas
creencias cristianas, “tiene la lírica paganía de gaélicos y bretones”.
Se refiere a Villaverde de Lucena
(Valverde para Unamuno), la antigua capital del Tera “que yace sepultada
en el fondo y que la noche de San Juan, suenan anualmente, tristes de lejanía y
agua”. Recuerda que sólo los simples de
corazón y los que van a morir las oyen.
Es muy hermosa la
descripción que hace cuando se trasladan
en barca a llevar libros y cuadros a Ribadelago, escuchando “el grato rumiar al
compás del remo” evocando las leyendas
de San Juan, donde el fuego y el agua, siempre enemigos y siempre juntos.
Para él estas
manifestaciones las considera como
ancestrales cultos adónicos de sol y liturgia cristiana, en el solsticio de
verano.
Consideraciones
El
trabajo realizado en tierras de Sanabria por un equipo de voluntarios se valora
como un ensayo de acercamiento a los humildes,
dejando junto a la obra material iniciada una huella moral que fue correspondida por el cariño, gratitud
y emoción de los pueblos de Ribadelago, San Martín, Galende y Vigo de Sanabria.
Sostiene el ideario de las
Misiones que la ciudad debe fijar su atención en los “lugares de España que
todavía desconocen las ventajas de la civilización.” En esta reflexión
reivindicativa a favor de las zonas deprimidas argumenta que tienen derecho a participar de los bienes generales
y entiende que este principio de igualdad entre las personas “obliga sobre todo
a las provincias donde las localidades perecen dar sostén y vida material y
espiritual a estos pueblos”.
Estas palabras escritas
hace 85 años- subrayan como en la época actual-la existencia de situaciones de desventaja entre los servicios
sociales y asistenciales que ofrecen las ciudades frente a los pueblos con
escasa población.
Para cada circunstancia o
hecho determinado de gran impacto, el lenguaje arbitra unos modos de expresión.
En este caso me refiero al término “España vaciada”. Este concepto profundiza
en las ostensibles diferencias de uso y acceso a los bienes culturales,
materiales, asistenciales, educativos, etc. que se observan entre las ciudades y los “pueblos
dispersos”, alejados de las poblaciones importantes, que tienden a desaparecer
o a quedar concentrados en urbes de mayor entidad poblacional.
El Patronato de Misiones
donó ocho bibliotecas a la provincia de Zamora, gramófonos, discos, semillas,
material higiénico, subvenciones para roperos, cantinas (comedores escolares),
etc.
Efectuaron diversas
representaciones teatrales en Sanabria.
La realización de esta
obra, aunque de corta trayectoria por las circunstancias traumáticas que
acontecieron en España dos años después, es digna de elogio y de recuerdo.
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