Romería del pueblo de Villarrín el 8 de mayo,
cumpliendo el “Voto de Pajares”
(Francisco Trancón Pérez)
Publicado en el periódico la OPINIÓN-EL CORREO de Zamora , el
6/05/2018
Los orígenes de esta singular romería,
peregrinación mariana, a la ermita de nuestra señora del Templo (Pajares) el 8
de mayo, datan del año 1783. El motivo fue que durante ese período una pertinaz
sequía se abatió en la región, agudizando este problema la aparición de la
langosta, depredador implacable, que asoló las menguadas cosechas de los
labradores.
Como suele ocurrir, en estas situaciones
extremas, la costumbre es acudir a los poderes celestiales, demandando una
ayuda que no les puede proporcionar la
ciencia del hombre.
El obispado de Zamora convocó a los pueblos de
las Tierras del Pan y de Lampreana a una reunión que se celebró el 28 de abril
de 1783. Acudieron representaciones de diversos municipios, una comisión de los Monjes Bernardos del convento de
Moreruela que tenía diversas propiedades en los pueblos de la región y indicada
representación del cabildo de la catedral de Zamora.
Acordaron celebrar un solemnísimo novenario a
la Virgen del Templo que empezaría el 4 de mayo siguiente, novenario que
correría a cargo del pueblo de Pajares, pero cada uno de los pueblos, por
suerte, acudiría un día en procesión de rogativas, celebraría la misa en el
Altar de la Virgen, con sermón, y luego haría la bendición de los campos con la oración contra la
langosta. Los dos últimos días se reservarían para los Monjes de Moreruela y
para el cabildo de la catedral de Zamora. Al pueblo de Villarrín le correspondió
el día 8 de mayo.
Se expone una elocuente narración realizada un
comentarista que se identifica como
“hermano de la Vera Cruz” en la Revista Campos (abril de 1945).
“Fue tal la devoción de los pueblos y tales
fueron las súplicas que dirigieron a la Santísima Virgen que al segundo día de
empezar la novena, la langosta huyó sin hacer daño a los montes de Quintos y
las Mangas donde murió hacinada en grandes parvones.
El pueblo de Villarrín de Campos ha continuado sin
interrupción a través de dos siglos cumpliendo el voto que sus antepasados formularon a la Santísima Virgen del Templo el día 8 de
mayo de 1743. Los cofrades de la Vera Cruz se reunieron aquel mismo año en
cabildo general y acordaron añadir un artículo a sus estatutos, el que declara
obligatorio asistir a la procesión del día de Pajares, vistiendo su túnica los
hermanos en Fátimas a dos kilómetros de Pajares y desde allí, descalzos y el
rosario en sus manos hasta la Ermita de Nuestra Señora del Templo. Ni un solo
año han dejado incumplido este artículo de sus estatutos los hermanos de la
Vera Cruz desde el año 1743, ni aún el
frío o la nieve que pudiera haber. A los Cofrades de la Vera Cruz se les debe
acaso que se haya conservado esta piadosa tradición de ir a Pajares, tradición
que otros pueblos han perdido y abandonado hace tiempo.
Los mayordomos de la Virgen del Rosario son
los encargados de preparar la procesión ya que esta imagen ha ido siempre con
los de la Vera Cruz y los muchos devotos a Pajares.
Se busca la mejor pareja de novillos que ha de
llevar el carro de la Virgen, se adorna éste tan profusamente con colchas de
seda, cintas, lienzos finos, etc.,
amén de dulces y naranjas que
cuelgan de los extremos que semeja un trono portátil o una magnífica carroza,
se coloca la Virgen en sus trono, y a los lados el párroco y mayordomos, y a
eso de las 7 de la mañana se organiza la procesión que despide el pueblo
entero, siendo grande el número de vecinos que acompañan a la Virgen hasta el
prado de las Fátimas, término de Pajares donde la gente almuerza. Los de la
Vera Cruz visten su túnica, la Virgen ya fuera del carro viste sus mejores
galas, cuatro jóvenes con artísticos
distintivos llevan la imagen, y todo preparado se organiza la procesión de
rogativas hasta las proximidades de la ermita, en que las autoridades de la
villa de Pajares esperan, se cambian los saludos afectuosos y se pone la
comitiva en marcha, entonando los de Pajares el Regina Coelis, cediendo la
preferencia en todo a los de Villarrín. Llegados a la iglesia se celebra la
Santa Misa en la que el señor cura de Villarrín dirige la palabra a los devotos
peregrinos de ambas villas zamoranas allí reunidos en un solo pueblo,
autoridades y vecinos. Es ya proverbial la amistad y afecto que une a estos dos
pueblos.
Por la tarde asisten juntos a la novena,
despidiendo los de Pajares a los de Villarrín, acudiendo hasta el término de
las Fátimas. La Virgen se coloca de nuevo en el carro y en el momento de llegar
de nuevo a la villa, se organiza la procesión hasta la iglesia, reuniéndose
todo el pueblo en masa para recibir a la Virgen”
El ritual de la peregrinación que se ha
descrito, ha experimentado alguna modificación, como es lógico, adaptándose a
las nuevas circunstancias. Ya no existe una carreta tirada por bueyes, ni el
pueblo masivamente acompaña a la virgen hasta el prado de las Fátimas.
Oficialmente realiza el trayecto desde Villarrín hasta Pajares por las sendas
ancestrales, una representación de jóvenes de ambos sexos portando una cruz
procesional y el cristo.
La virgen se instala en un remolque,
previamente acondicionado y decorado con exquisito esmero. Se encargan de este
cometido y del transporte de la imagen en automóvil, el servicio de mayordomía
que se renueva anualmente.
Durante el recorrido procesional de la
despedida de la virgen en Villarrín, como el desfile posterior de la misma por las calles de Pajares, es portada
por mujeres.
El pueblo de Villarrín es agente activo en
todo el proceso, al que hay que añadir de forma significativa la colaboración
que realza aún más esta romería, del desfile procesional de los cofrades
penitentes de la Vera Cruz, desde el punto de concentración de la virgen en las
inmediaciones de Pajares, hasta la ermita del Templo, con la misma sencillez,
reciedumbre y belleza como la que se observa en la procesión de la tarde del
Jueves Santo en Villarrín.
Este compromiso de efectuar una peregrinación
a la Virgen del Templo, conocido como el “Voto de Pajares”, se inicia con el
pueblo de Villalba de la Lampreana (primer domingo de mayo); luego irán
Manganeses de la Lampreana, Arquillinos,
etc.
En cierta ocasión definí este acontecimiento
religioso como “Un Rocío abreviado”, sigo manteniendo esta opinión, obviamente
considerando el aspecto estético, no las motivaciones que son totalmente
diferentes en ambos casos.
El lugar de destino es el santuario de nuestra
señora del Templo de la localidad de Pajares.
Esta zona de culto religioso está situada en el extremo oriental del casco urbano.
El edificio exteriormente muestra apariencia
sencilla, no carente de elegancia y
sobriedad, tendiendo a una continuada horizontalidad, que contrasta con
la espadaña del campanario diáfano, de modestas proporciones.
El interior del
templo se contrapone con esa ausencia de monumentalidad externa. La ermita posiblemente
del siglo XIII, está formada por tres
naves separadas por arcos, entre los que alguno muestra un típico apuntamiento.
El centro es la
imagen de Nuestra Señora. Escultura de caracteres entre románicos y góticos. La
escultura sedente, con el niño apoyado
en el centro de su regazo. Tradicionalmente, se presentó envuelta en ricas
vestiduras, pero tras una minuciosa restauración se contempla ahora arropada
sólo con un manto de brocados que realza su nobleza. Su trono es un amplio
camerino abierto en el medio del notabilísimo retablo que le sirve de marco,
obra importante del siglo XVI. En él destaca su carpintería, con frisos y
columnas platerescas cuajadas de delicado ornamento. Pero su hermosura proviene
sobre todo de la colección de diecinueve escenas pintadas, en las que se
reproduce a todo color la vida de Santa
María. Todos los cuadros del lado izquierdo fueron pintados, antes de 1544, por
el artista zamorano Blas de Oña. Los otros, los de la zona derecha parecen de
Lorenzo de Ávila, incluyéndose la tabla central suprior. La belleza general del
conjunto es excelsa, realzada por su buena conservación y por el brillo intenso
de los pigmentos utilizados.
Hay que
señalar la talla del Santo Cristo de la Misericordia, colocado en
el altar al lado de la epístola. Es una figura gótica que presenta al Redentor
ya muerto, con el cuerpo retorcido y las piernas cruzadas. Su rostro emana una
profunda serenidad.
A este santuario por mediación de su patrona
la virgen, se le atribuyen una serie de acontecimientos
prodigiosos, algunos documentados.
Sostiene la
tradición el hallazgo de la imagen de la en un pozo inmediato.
Los relatos más
significativos sobre este tema aparecen descritos en el Libro de
Fábrica de la iglesia de nuestra señora del Templo de Pajares (Zamora); años 1593-1608; folios 55
al 75. El resumen de lo consignado en este documento es el siguiente.
El 23 de mayo de 1603, el licenciado Diego Mateos,
provisor del obispado de Zamora, es designado por Fernando Suárez de Figueroa
(obispo de la provincia) para contrastar “el
pedimento presentado por parte de Juan Cuerdo clérigo de menores órdenes vecino
de la villa de Pajares y la información acerca
de la vida por la cual consta y se verifica e prueba con bastante número
de testigos que es la iglesia de nuestra señora del Templo de la dicha villa de
algunos años a esta parte por medio e intercesión e devoción que los fieles cristianos han
tenido con la imagen de nuestra señora del Templo”
En
el escrito se describen varios casos “en especial una moza extranjera que siendo
muda e sorda de su nacimiento cobró la habla he oído”
Otro
hecho llamativo indica que “en el altar mayor donde está la imagen de la señora
del dicho Templo dejando ciertas mujeres que estaban en novenas una vela
encendida de iglesia como de un jeme ardió toda la noche e duró hasta es otro
día siguiente de la mañana encendida”.
Nos
sorprende la lectura de la narración con este hecho singular “habiendo
caído
en el dicho pozo muchos inocentes diversas veces e algunos animales con tener
el dicho pozo seis o siete estados de hondo e caer las dichas criaturas e
animales de cabeza han salido todos libres e sanos echándolos el agua del dicho
pozo”.
No
menos sorprendente es el caso del imposibilitado de Alcañices “e vino a tener
novenas al Templo de la dicha imagen tullido de los pies que andaba de rodillas
con las manos en el suelo y estando en las novenas víspera de la nuestra señora
de septiembre que es la fiesta principal de avocación de la dicha imagen a las
completas comenzando el salmo Nunc dimitis serbuntun domne el dicho hombre
tullido se levantó en pie sano e bueno”
Está
justificada-según lo indicado anteriormente- la devoción romera a este templo,
que se ha consolidado a través de los tiempos, formando parte esencial de la
cultura y religiosidad de los habitantes
esta comarca.
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