domingo, 20 de agosto de 2017

OTERO DE SARIEGOS : de aldea incompleta a ciudad de las aves


Publicado en la Opinión de Zamora el 20/08/2017

Francisco Trancón

La historia de Otero de Sariegos está marcada por una lucha sin tregua, dirigida a mantener su supervivencia, ante la amenaza de desaparición.
Sus orígenes son muy antiguos, allá por el año de 1116 ya aparece su nombre inscrito en las pertenencias de la catedral de León, como una posesión lejana sometida al capricho y arbitrariedad de sus señores.
En el siglo XVI se consolida como incipiente aldea poblada con 26 vecinos, cifra que aumentará a 42 en 1591.
En 1665 se despobló del todo y sus vecinos se fueron a vivir a otros lugares y su iglesia quedó demolida.
 Según el investigador Elías Rodríguez, en 1673 se agregan los bienes de la iglesia de Otero, que está despoblado, a las parroquias de Villafáfila, y se depositan los libros, los objetos litúrgicos, las escrituras de censo y las propiedades. Incluso el retablo dedicado a San Martín, se trasladó a la iglesia del mismo nombre en Villafáfila en 1675 por mandato del obispo de Astorga, previa consulta con el Condestable, como señor de Otero. (Véase web villafafila.net)
Se puede consultar un artículo sobre este tema publicado en la Opinión de Zamora el 15/12/2011.
La  despoblación no llegó a una posición irreversible, pues ya en 1682 vuelve el pueblo a ser habitado y a tomar conciencia de municipio a efectos legales. En 1681 se bendice la nueva ermita y en años posteriores se reintegran a esta iglesia el retablo, pila bautismal y objetos litúrgicos,  que habían sido trasladados a iglesias de  Villafáfila.
Voy a centrarme en dos indicadores- de los varios que he investigado sobre Otero- que a mi juicio definen algunas características singulares de este municipio: estudios de población  y evolución de los apellidos.
El período-objeto de observación- está referido a los años 1854-1862, datos analizados en  el Libro de Matrícula de los feligreses de la parroquia, en el cual de forma minuciosa se registran todos los vecinos del pueblo, anotando estas variables: edad, sexo, estado civil, etc.
En 1854 la población es de 111 habitantes y en 1862 de 149. Aunque lentamente se mantiene  estable y no se observan pérdidas.
El porcentaje de mujeres es del 36%, el de hombres del 34%, siendo el resto de niñas y niñas.
El 85% de los hombres están casados y el 80% de las mujeres.
Sin embargo los datos de matrimonios con hijos representan un  53%; mientras un 47% no tienen familia. Esta cifra junto con otras que iremos analizando, indican que el declive se ha iniciado de forma progresiva, a pesar de que la edad media de los hombres es de 39 años y de las mujeres de 41.
No existen familias numerosas según indican los ratios de hijos por cada unidad familiar, que oscilan 1,02 al 2,02.
Puede pensarse que la edad de contraer matrimonio es alta, por cuya causa el período de fertilidad disminuye, pero no es así. Los varones forman matrimonio a los 22 años y las mujeres a los 24.
Como apunte curioso indicar que en el año 1856, la distribución del padrón por calles, referida a habitantes, era la siguiente:
Calle del Sol (14 hab.); del Rosario (30 hab.); del Pozo (6 hab.); Larga (43 hab.); Cerrada (6 hab.); de la Paz (8 hab.); del Medio (6 hab.); Plazuela de la iglesia (25   hab.) Total 138 habitantes.
En el censo se observa que el 57% de los habitantes son oriundos de Otero, el 12% de Villarrín de Campos, el 8% de Villafáfila y el resto con menos porcentajes proceden de Revellinos, Milles, Villaveza, San Agustín, Villalba, Bretó, Cañizo y  Pobladura de Valderaduey.
En 1882 ha desaparecido la calle del Rosario; la Plazuela de la Iglesia contabiliza una sola vivienda y permanecen como calles más pobladas (Larga, con 16 casas y la del Sol, con 9 viviendas)
En cuanto a los apellidos el  58%  se generan en el período 1767-1834, reduciéndose a un 38%  en el año 1868.
A finales de este año se contabilizan 35 apellidos diferentes, de 195  que llegó a contar.
La población de Otero de Sariegos es muy inestable ya que las fluctuaciones son acusadas.
El fenómeno migratorio hacia Otero carece de una estructura sólida, no garantizando la permanencia de muchas personas en el pueblo que paulatinamente se trasladan a otros lugares.
A partir de 1854 la población se estabiliza en torno a un núcleo no muy numeroso de familias (40) que sienta las bases sociales de un pequeño municipio.
Aunque los apellidos analizados no constituyen una rama única,  alguno de ellos (Suena, Morejón, Ojero, Toranzo, Miñambres, Fidalgo, etc.) se pueden observar en un ámbito restringido de tal forma que  apenas han franqueado las barreras geográficas de Otero y el área de influencia de los municipios circundantes (Villarrín, Villafáfila, San Agustín, Revellinos, etc.).


Aspectos relacionados con la desaparición del ayuntamiento
El final del ayuntamiento de Otero se empieza a gestar a partir de 1925,  según se observa en una  comunicación recibida en el ayuntamiento de Villarrín dirigida por “el  Delegado Gubernativo de fecha  2 de enero de dicho año, respecto si esta alcaldía está o no conforme con la Agrupación del Ayuntamiento de Otero de Sariegos.”  Este aspecto no se llegó a consolidar.
En 1939 se redactan unos Estatutos entre los Ayuntamientos de Otero y Villafáfila ,” por los que ha de regirse la agrupación formada por los ayuntamientos de Villafáfila y Otero de Sariegos a los efectos de disponer de un secretario común para el servicio de los dos ayuntamientos aprobados por las entidades en cumplimiento de lo dispuesto en los artículos 5º y siguientes de la ley 15/12/1939, cuyas normas se someten al ministro de gobernación”
 La publicación del decreto 2052/1972, de 12 de julio” aprueba la incorporación del Municipio de Otero de Sariegos al de Villafáfila, de la provincia de Zamora”.
Este paso es definitivo para la dislocación administrativa del Otero, permaneciendo la iglesia adscrita a la parroquia de Villarrín de Campos.
Otero hoy
Es  un lugar geográfico en medio de la estepa frente a la laguna de la Salina Grande, caprichoso solar de agua salada.
Precisamente esta circunstancia espontánea de la naturaleza, dotando a este entorno de un lugar de arribada de aves migratorias, es la herencia más preciada que aún conserva. Se está convirtiendo en un polo de atracción para ecologistas, ornitólogos, visitantes de todos los lugares que se acercan a este insólito rincón a observar una ciudad  de los encuentros construida con plumas de aves viajeras del norte y del sur,  en un campamento de agua, pastizal de lodo, juncos, tierra salada...
Pero Otero vive, se conserva en la memoria de los habitantes de los municipios próximos,  que todos años, por San Marcos, se acercan a esta aldea para recordar su pasado y por qué no alentar el futuro de este entrañable pueblo, que aún  no ha perdido su identidad. El edificio de la iglesia lo atestigua.
El altar es antiguo y consta de varias columnas; tiene dos cuadros pequeños que representan la visitación de Nuestra Señora; cuatro mayores: uno con la adoración de los Reyes; otro la Natividad de Jesucristo; y dos dedicados a San Martín obispo, aunque no eran iguales.
Cuatro hornacinas dedicadas a San Andrés, San Juan Apóstol, Santa Bárbara y Santa Catalina. Contiene cuatro  figuras de medio relieve representando a los evangelistas.

Sobre la custodia del altar está la figura del patrón, San Martín con su caballo. Rematan  el retablo el Padre Eterno, debajo del cual un crucifijo custodiado a ambos lados por las imágenes de la Virgen María y San Juan.
Tiene  dos altares laterales bien conservados: uno dedicado a San Antonio de yeso pintado con una hornacina,  y a su lado San Roque;  otro representa  a Nuestra del Rosario también es de yeso pintado. Tiene a la Virgen María y a otro santo que no he podido identificar.
El Cementerio está contiguo a la Iglesia, orientado hacia el altar de Nuestra Señora. Cerrado y acceso por el exterior, mediante una puerta coronada por una cruz.
Recuerdo con cariño las palabras que el actual obispo de León  (D. Julián López Martín) me escribió el 30/04/2012 “Amigo Francisco: A mi regreso de Madrid de la Conferencia Episcopal he visto este reportaje de la que fue mi primera y única parroquia de la que fui titular como ecónomo. He reconocido algunos rostros, y me ha dado mucha pena ver el estado lamentable de la iglesia, explicable al no quedar nadie allí. Pero no deja de tener su mérito que los oriundos de Otero vuelvan al menos en la rogativa de San Marcos”
(Se refiere a un montaje en Power Point  que realicé con motivo de la fiesta de San Marcos de ese año)
(Don Julián fue coadjutor de Villarrín y cura ecónomo de Otero de Sariegos en los años 1968-1970)
Aunque Otero nunca fue un municipio consolidado, salvo en un corto período de tiempo, no se debe olvidar el pasado histórico, humano , religioso y circunscribirlo a un lugar más o menos exótico,  mencionado únicamente por ser un  paraje idóneo para observar  aves.

  






No hay comentarios:

Publicar un comentario