Espérame en el
cielo
Miguel Alonso Prieto,
(Villarrín de Campos) promotor de la mejor música conectado a las vanguardias
Ángel Alonso Prieto
(La Opinión, 15/01/2017)
Hace quince años fallecía un zamorano ilustre, nacido en Villarrín de
Campos, el compositor Miguel Alonso Gómez. Aunque pasó parte de su
vida lejos de la tierra castellana, no dejó de plasmar en las partituras la
impronta de la música popular de su tierra. Así lo ha constatado una
especialista de su obra, Ana Pozo Nuevo: "El propio Alonso
expresó la influencia que tuvo esta zona en él por el simple hecho de ser el
entorno natural de su infancia y haber tenido allí su primer contacto con la
música". No es de extrañar que entre sus composiciones musicales tengamos
el Himno al Bendito Cristo de su pueblo y el mío; con un autógrafo elocuente en
la partitura: "Con filial devoción". Tras ordenarse sacerdote en
Ciudad Rodrigo amplió estudios en Madrid. Fue discípulo aventajado de Conrado
del Campo, del que editó su catálogo. Siguió estudiando y ejerciendo en la
diócesis de Roma por nombramiento de Pablo VI, en cuya capital
oficia de Organista y Maestro de Capilla en la Iglesia Nacional Española de
Santiago y Monserrat. Su preparación, así como su labor creativa musical le
convierte en compositor destacado de la música contemporánea española. Una de
sus últimas obras: "Biografía", compleja y profunda, aunque con
subtítulo desconcertante (divertimento) fue estrenada en el Auditorio Nacional.
Más tarde, para no dejar dudas de su alma zamorana compone la pieza "Como
tú, piedra", sobre el hondo poema-río de León Felipe.
Poseía un
currículum de altura del que aquí solo esbozamos lo más señalado. Gestor,
promotor de la mejor música, compositor conectado a las vanguardias. Hombre
comprometido con su vocación y profesión, sin olvidar las raíces que de Zamora
y Salamanca hizo gala. Miembro fundador del Instituto de Estudios Zamoranos
Florián de Ocampo.
De vuelta a
España es elegido miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Fue
director del sello discográfico RTV clásica. Representante de la Orquesta y
Coro de Radio Televisión Española y Director de Radio 2, hoy Radio Clásica.
Emisora que a pesar de estiajes presupuestarios o sorderas políticas sigue
manando melodías que nos dan compañía en medio del tajo o alivian el tedio de
vivir.
Bueno sería
no olvidar el empeño divulgador y formativo de este músico que vería con ojos
de desconcierto el empeño de hacer auditorios de relumbre siendo así que se
reducen los horarios de formación musical. Algo va desacompasado y
desafinando...
De la Casa de
la Radio de que hablamos nos llega la noticia de otro fallecido recientemente:
El locutor, y colaborador en vida de nuestro paisano, José Luis Pérez
de Arteaga. A propósito de esta voz que se nos fue, permitan que haga, en
la escaleta de la crónica, una cuña de publicidad personal:
No soy capaz
de tragar a tiempo las uvas de Nochevieja, acompasadas con las doce campanadas;
es de risa pero tampoco suelo acabar la copa de cava. Mi poca afición al
alcohol me ha dado ventaja para levantarme sin resaca y estrenar el año nuevo
de la mano de un amigo que, como los amores platónicos, no me ha conocido y se
ha muerto si haberle hecho llegar mi deuda de gratitud; me refiero al locutor
arriba mencionado, comentarista habitual del Concierto de Año Nuevo y nombre
imprescindible, a lo largo de tres décadas, de Radio Clásica.
J.L. Pérez de
Arteaga era esa voz inconfundible de Radio Nacional que en la emisora de música
"culta" terminaba por hacerse tan familiar como las clásicas melodías
que comentaba con erudición y en un tono que era de agradecer, por bien
templado, en el mar de las ondas, a veces estridentes de la radio. Seguro que
en el cielo, donde dicen que no hay dolor sino placer, el de la música les hará
encontrarse a Miguel y José Luis para acordar una visita a Mahler,
al que ambos admiraban y autor de, entre muchas piezas inmortales,
"Resurrección".
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