BELARMINO BODEGO DE CRUZ (Villarrín, 1947)
Belarmino
lleva un compromiso vital con el arte en un espacio temporal de más de treinta
años. Muchas horas de creación, de
inmersión en el mundo lúdico de la forma, de investigación, de dudas, de
metamorfosis, de cambios, de experiencias.
Le
inscribimos en el listado de artistas plásticos de Villarrín con la profunda
satisfacción de dar a conocer algo de su obra, no toda porque es tarea muy
laboriosa, llena de incógnitas y secretos que el artista acoge en el interior
de su imaginación y no sucumbe a la tentación de divulgar aquello íntimo y
personal .
Nino (nombre familiar como se le recuerda en
Villarrín), comenzó su andadura por el complejo sistema de la forja del hierro
muy joven. Dice que esta vocación, esta adición a jugar con los objetos y
darles vida se la inculcó su abuelo (herrero), yo diría más bien que le inoculó
una sustancia especial en su imaginación.
Clasificar
la obra de Nino no es un ejercicio de reducción, sino un método para ubicar su
quehacer artístico.
Temporalmente
hay tres períodos muy definidos en su carrera: descubrimiento de su estilo
artístico, consolidación de su técnica e incursión en otras modalidades
expresivas.
La
primera -fase iniciática- comienza posiblemente a los catorce años. Las
primeras figuras, las primeras ideas, se van forjando entre los años 1971- 1974.
En esta época empieza a dar a conocer su obra en exposiciones individuales
celebradas en Lyon (Francia). En esta ciudad vivió con sus padres (emigrantes)
durante unos años.
Hacia
1978 se instala como herrero en Villarrín. En 1978 realiza su primera
exposición individual en Zamora
Tuve
ocasión de escribir sobre el trabajo de Belarmino en el año de 1982 (se adjunta
el artículo)
Desde
sus primeros pasos por dominar y dar forma al hierro, hasta la fecha indicada anteriormente
se puede apreciar que Belarmino ha encontrado el difícil camino del arte. Ha
abierto la caja de Pandora de su imaginación y su obra cobrará una entidad
expresiva, dotada de una metodología de trabajo muy consolidada.
Se
adjuntan fotografías de la primera parte de este trabajo de investigación sobre
su obra, referida al período anteriormente indicado. En posteriores ediciones,
se irá publicando el resto del estudio.
UBICACIÓN DEL ARTE DE
BELARMINIO EN LA ESCUTURA CONTEMPORÁNEA
(Publicado en AZE REVISTA, 13
de mayo de 1982)
Aunque
la escultura de de Belarmino no haya nacido al amparo de una escuela
reconocida, sino del autodidactismo de su talento creativo, ello no es
obstáculo para relacionar su obra con otras de parecidas características
existentes tanto en el espectro nacional como extranjero.
Arnold
Hauser indica que las obras de arte son
provocaciones que nosotros no las explicamos, sino que polemizamos con ellas,
interpretándolas de acuerdo con nuestros propios fines, insinuando que establecemos una relación, hacemos “un
arte”, el nuestro. En este caso Belarmino crea su propia galería plástica que
asumimos como un reto de modernidad, de visión actual.
En
la obra del escultor de Villarrín- a pesar del neoclasicismo de sus esculturas-
su técnica se inscribe dentro de las modernas tendencias estilísticas, aportando
una nueva visión.
Dirigiendo
la atención a las posibles analogías entre el arte observado en las obras del
Nino y la escultura contemporánea, analizamos – sin obviar la originalidad del
autor, las posibles conexiones formales y expresivas de su obra plástica.
De
la escuela castellana, señalamos para este estudio a Victoriano Macho, ya que
él inmortalizó en piedra la primera mujer en su “Eva de América. Se observa en
esta figura una encarnación aborigen del desnudo femenino sudamericano. La
grandiosidad, robustez y gallardía de esta obra, no se asemeja a las tendencias
de Belarmino, aunque sí en el tema elegido. Éste y Victoriano Macho son dos
creadores natos; participando de una fuente de inspiración basada en el entorno
social para el palentino, y en el de la naturaleza para el zamorano.
La
figura de Eva modelada por Morgrovejo, muestra un espléndido desnudo,
advirtiendo en él un estilo rodinianio, por su parte Maillot, sigue una muestra
femenina de formas redondas y apacibles, observadas en Gerhars Marcks en su escultura Maya.
Las
coincidencias del villarrino (gentilicio
utilizado para nombrar a los habitantes de Villarrín, aunque algunos indican
que es más propio utilizar el vocablo villarrineses,
no vamos a entrar en un debate lingüístico, y doy por bueno el respeto a la
tradición secular) con los dos últimos autores antes citados, consiste en
que procuran dotar de cierto movimiento a la obra en un intento por hacer más
concreto aquello que se desea resaltar.
La
“Eva de Villarrín” se aleja de la concepción clásica, aportando aditamentos
originales.
Aparte
de la morbidez y formas estilizadas y delicadas, observamos en el rostro de “Eva” una carga incitante y retadora, que
confiere a la obra cierto erotismo exento en las obras de los otros autores
señalados.
El
desnudo de la figura femenina que Belarmino nos muestra, se asemeja a la
escultura-pintura de Archipenko.
Dentro
del esfuerzo por acercar la obra de Nino a las corrientes modernistas, buscando
coincidencias más remotas que próximas, encontramos en Casanova-entusiasta de
la estatuaria griega- perteneciente a la escuela catalana, unos segmentos de encuentro,
observados en el sfumato de la mirada de Erato, un esbozo de sonrisa, detenida
por las dinas curvas de los labios. En esta dirección Belarmino coincide con
él.
La
representación de los animales –como motivo de sus esculturas-ocupa un lugar
destacado. Concibe la belleza del animal dentro de su ámbito natural, en plena
lucha o forcejeo por la existencia, o bien enfrentándose a un enemigo
invisible.
Le
gustan los paños ásperos, erosionados, en los que representa el esfuerzo del
animal corriendo, saltando, volando, persiguiendo a una presa. Son instantes emocionales descritos en
momentos críticos e irrepetibles.
La
factura de estos trabajos es complicada, su diseño laborioso, escrupuloso.
Manipula pieza a pieza los elementos para luego ensamblarlos con precisión
matemática, dotando al animal de hierro un organismo en movimiento, de vida
orgánica.
F. Trancón
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