La amona (abuela) de Tolosa cumple 103 años
(Noticia publicada por el Diario Vasco (Tolosa),09/11/2015
Juanma Goñi. Onésima Rojo Losada, 103 años llevados de
manera inmejorable. Zorionak!.
Onésima Rojo celebrará mañana su cumpleaños en compañía de su familia.
Tiene un aspecto envidiable y goza de buena salud
«Yo era muy guapa y elegante. Los hombres me echaban
muchos piropos». Así nos recibe en su domicilio Onésima Rojo Losada, con un
aspecto envidiable y una sensación de feliz serenidad en el rostro. ¡Quién
diría que va a cumplir 103 años mañana, sábado! La 'amona de Tolosa'
conmemorará la efemérides con una comida familiar en el restaurante Alliri.
Onésima es natural de un pueblecito de Zamora llamado Villarrín de Campos. Ha tenido nueve hijos, dieciséis nietos y catorce biznietos. Vive
tranquila, siguiendo una plácida rutina, atendida con diligencia y cariño por
sus hijas, con la ayuda de una cuidadora. Muy jovencita llegó a Tolosa a
servir. Había que buscarse la vida porque en su pueblo no había trabajo ni
posibilidades. En Tolosa vivía su hermana Clotilde. «Estuve trabajando para la
viuda de Calparsoso, pero luego me fui a San Sebastián porque allí iba a ganar
más dinero», repite Onésima durante la charla que mantuvimos con ella y sus
entrañables hijas.
Onésima recuerda a la perfección aquella
época de su vida. «Dejé un novio en el pueblo, que luego sería mi marido, pero
aquí también tenía pretendientes, como Juanito, de San Sebastián, ¿qué habrá
sido de él?». La nostalgia le invade y nos cuenta cómo le silbaban de
admiración los «guardias de asalto» cuando pasaba a su lado camino de la playa.
«Rubia, rubia», me decían. «Es que yo era muy elegante», insiste.
Onésima volvió a su pueblo para casarse.
Allí tuvo y crió a sus nueve hijos y muchos de ellos hicieron el mismo camino
que su madre cuando alcanzaron la mayoría de edad. Llegaron a Tolosa -donde
vivían sus tíos-, y aquí forjaron su vida. Con el tiempo arribaron incluso sus
padres, Eufrasio y Raimundo, que están enterrados en el cementerio de San Blas,
y la propia Onésima regresó a Tolosa para vivir en compañía de sus hijas.
La rutina de esta amona centenaria es
invariable. Con buen tiempo sale con su cuidadora por la mañana y por la tarde.
Habitualmente, con paradita en algún bar. Incluso le da un sorbito al vermut.
Come bien, de todo lo que le gusta, y descansa mejor. «Para las siete de la
tarde ya nos pide ir a la cama», cuentan las hijas.
¿Cuál es el secreto de la longevidad? Su
familia cree que comer uvas puede ser uno de los factores. «Han descubierto
ahora las propiedades beneficiosas de las uvas. Ella, desde luego, las ha
comido abundantemente. Colgaba los racimos y comía uvas todos los días».
Onésima es rápida de respuesta, es aguda y
tiene buena memoria lejana aunque le falla la cercana y repite las cosas. Pero
tiene personalidad. Una anécdota es reveladora al respecto. Sus nietos,
buscándole las cosquillas, le preguntan: ¿qué has comido hoy, amona?, para
ponerle a prueba. Ella no se acuerda, pero responde: ¡A vosotros os lo voy a
decir!
(Foto Iñaki Elola)
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