Se
ofrece un resumen de las diferentes actividades que se desarrollaron en
Villarrín de Campos, el día 26 de febrero de este año, con motivo de la
concentración anual de los diversos pueblos que integran el colectivo de
iniciativas turísticas de Zamora.
Hemos
recogido un importante conjunto de escenas descritas de forma plástica y
audiovisual, resaltando aspectos agrupados en los siguientes conjuntos
temáticos en forma de imágenes: campaneros,
personas de Villarrín, personas asistentes de otros pueblos, banda musical,
actos religiosos.
Todas
las experiencias narradas a través de este relato se definen por la intensidad y emoción de los
asistentes, la maravillosa lección de convivencia entre las personas de
diferentes lugares, que llenaron la plaza con los más atractivos y sugerentes
colores del arco iris de los atuendos de las Águedas, las mascaradas de
Sanzoles, las comparsas de distintos pueblos, el alegre y nostálgico sonido de
las campanas, el marcial desfile de las banda musical, la animada participación
de asistentes a través de bailes y danzas ancestrales, que recuerdan las
costumbres-ya no olvidadas- de nuestros antepasados, raíces que ellos plantaron
y que ahora, contemplamos con orgullo en el
árbol en el que se han
convertido.
Fue
una jornada festiva y religiosa, binomio completo. La iglesia acogió, con la
simpatía habitual, la recepción de los fieles que llenaron el templo, como en
las grandes solemnidades de la festividad del Cristo, Pascua, novenas, etc.
Escribo
unas reflexiones efectuadas por un grupo de personas de un pueblo de la
provincia, alejado de Villarrín, que me pidieron les hiciera una foto en la
capilla del Cristo. Una de ellas me comenta que en aquel sagrado lugar se
percibe una sensación de paz, alegría interior, una experiencia que nunca había
experimentado. A pesar de la gran actividad de personas que rezaban y
contemplaban la imagen del Cristo- añade- no perturbaban el silencio que ella
sentía, al contrario, las palabras, comentarios de los asistentes, ayudaban a
realzar la singularidad espiritual de la capilla. Pronunciaba con delicadeza estas impresiones que
me sorprendieron, su semblante reflejaba una agradable tensión emocional que
estaba viviendo.
Felicitamos
a todos los participantes que hicieron que Villarrín fuera un acogedor lugar de
encuentro, en este día que pareció detener las travesuras de “febrerillo el
loco” y nos prodigó con un espectacular azul velazqueño del cielo y una suave
brisa casi primaveral.
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