Breves
reflexiones sobre la obra expuesta de Manuela Alonso Alonso
Manoli (Villarrín de Campos), expone por
primera vez en este lugar un amplio catálogo de su obra pictórica, cuyo
contenido nos adentra en un itinerante viaje por la iglesia, símbolo e icono de
Villarrín, torre de añoranzas, faro espiritual que alienta y alimenta los
recuerdos más entrañables de sus habitantes; el reguero, casas antiguas,
callejas casi derruidas por el tiempo, pero no olvidadas, testigos necesarios
de otras épocas.
Su entusiasmo la lleva a contemplar el
paisaje de la estepa, los silenciosos y orgullosos palomares, las charcas de agua
caprichosa que acaricia una tierra áspera, con sabor a sal, que se extiende por
el camino aún antiguo que finaliza su andadura en el solitario Otero, esperando
que otros Sariegos enciendan la luz de la esperanza en esta aldea, hoy refugio
seguro de aves viajeras.
El álbum de su obra-en esta exposición- se
completa con retratos de su familia y otros personajes.
La pintura de Manoli, es diáfana, luminosa,
que busca ese pigmento diferente, expresivo, de tonalidades muy elaboradas, que
se expresan en el lienzo con rotunda autoridad.
El conjunto de este trabajo adquiere una
dimensión diferente en un escenario cargado de cierto romanticismo, entendido
éste como una descripción de un mundo que ensalza la naturaleza, en un
ejercicio narrativo que conecta dos épocas: la antigua y la actual.
Los colores mágicos que surgen de su paleta
son fruto de una acertada visión que dota de protagonismo a las imágenes de su pintura,
testimonios elocuentes que sustentan el recuerdo del paisaje rural y urbano,
valores estéticos- tal vez algunos desconocidos- que atesora Villarrín de
Campos.
Francisco Trancón
CUADROS EXPUESTOS
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