sábado, 25 de octubre de 2014

ENTREVISTA A TOMÁS MARTIN (escultor de Villarrín) (Octubre 2014)


TOMÁS MARTÍN   : Maestro de buena madera

(La Opinión de Zamora, 25 de octubre de 2014)

El tallista Tomás Martín de Villarrín conforma esculturas y fieles reproducciones de los palomares de la zona usando una técnica que incluye la arena tamizada

BELÉN ALONSO Lleva la artesanía de la madera en las venas. Allí donde mira ve formas y tallas, donde el resto de los mortales solo verían un trozo de madera retorcido y amorfo. Tomás Martín es un tallista de los que ya pocos quedan en la comarca, pero el salto lo ha dado con la construcción en tamaño reducido de los palomares típicos de Villarrín de Campos.
Asegura que "todo se lo debo a mi padre, Gil Martín, que era ebanista. Él me lo enseño todo". Pero lo cierto es que su habilidad no la puso en práctica hasta que llegó al pueblo hace más de veinte años procedente de Perpiñan, donde habían emigrado sus progenitores y pasar un tiempo como ganadero. Tomás Martín quiere diferenciar los trabajos de talla de los que denomina "manualidades" y que son los ya famosos palomares que han formado parte de exposiciones en la Iglesia de la Encarnación de Zamora y en Villafáfila. "Todo esto te tiene que entrar como no tengas paciencia, ni empiezas. Debo llevarlo en los genes porque mi bisabuelo también era carpintero".
Nunca lleva una imagen predefinida cuando encuentra algo de madera que puede aprovechar. Un tonel ha sido transformado en un mueble bar, trozos de raíces de brezo en esculturas donde brotan animales y plantas y sobras de madera en vistosos palomares. Reconoce que le dejó huella el haber pasado dos años en un taller de la ciudad francesa con uno de los tallistas más importantes del país galo. "Cuando íbamos a hacer exposiciones cada año se llevaba el mejor premio y allí no iban unos pocos, solo en Perpiñán éramos casi cien. Además realizaba piezas únicas salidas de su imaginación".
Su afinidad con la madera renació hace cinco años cuando un amigo le pide que le reforme un arca. "Al principio pensé que no iba a ser posible, pero tenía mucho tiempo libre? y hasta la fecha ya he hecho diez". Esto le lleva a la marquetería que es más "minuciosa" y gracias a "la cola que hay hoy día, que es una maravilla" apostilla su padre, Gil Martín logra unas auténticas obras de arte en la que no falta un detalle.
Mediante una técnica que mezcla la madera y la arena tamizada, el autor reproduce con una extraordinaria fidelidad, algunos de los palomares más atractivos de Villarrín de Campos, localidad en la que actualmente se conserva un mayor número de ellos, en buen estado de conservación. "La imitación del tapial, así como los adobes de los palomares casi derruido los hago yo, con cachos de madera y la arena pegada. Hay cosas que no queda más remedio que comprarlas, como las tejas si quieres que te quede bien".
Tocones de brezo
Su inclinación a reproducirlos surgió "un día mientras daba un paseo y vi lo bonitos que son. Además como en el caso del primero que hice sirve para que mucha gente sepa cómo es verdaderamente un palomar por dentro, ya que generalmente los turistas los ven pero no saben cómo son por dentro".
Un palomar de tamaño grande suele llevar el trabajo de quince días, "dedicándole todo el tiempo a lo mejor una semana pero hay que tener en cuenta que todas las piezas van pegadas, pintadas?" prosigue Tomás Martín. Si salieran a la venta al público los precios oscilarían entre los 300 y los 25 euros. Respecto a las esculturas reconoce que "el mejor material son los tocones de brezo. Tiene que coincidir todo, no puedes mezclar tallas. Todo es una armonía. La imaginación la dejas en casa. Primero miras la madera y después hay que ver que puede salir".
Sus proyectos inmediatos de futuro se orientan a poder "seguir con esto e ir a donde me llamen para exponer".
 (fotografía de B.A.)





(F. Trancón)


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